jueves, 17 de enero de 2013

Viernes para repensar los sistemas económicos

Pensemos los sistemas económicos, reflexionemos sobre sus virtudes y sus defectos, analicémoslos; dudemos de ellos.

Wiiliam Baumol, economista estadounidense, considera que el sistema neoliberal o de economía de libre mercado es el más idóneo para alcanzar un mayor grado de crecimiento económico e innovación.




Las críticas al sistema clásico de economía de mercado establecido por los autores clásicos como Adam Smith y David Ricardo, han llegado desde dentro y fuera del propio capitalismo. John Nash, matemático estadounidense, neoliberal, estableció, con su teoría de juegos, una contradicción a las teorías de Adam Smith, considerando que la mayor rentabilidad grupal se consigue con la cooperación entre los miembros y no la competencia pura entre ellos.





Dentro de los parámetros de la propia economía de mercado, pero defendiendo la intervención del Estado para mejorar el bienestar social y aumentar el crecimiento económico, surge J. M. Keynes. Sus políticas equilibraron la economía occidental tras la gran crisis del 29, y permitieron alcanzar los mayores estándares de crecimiento y consolidación de la clase media durante mediados y finales del Siglo XX. Hoy parecen prescritas por un discurso dominante neoliberal.

Algunos autores, como el premio Nobel, Paul Krugman, consideran que la única manera de recuperar los niveles de bienestar hasta ahora alcanzados y salir de la actual crisis, sería a través de políticas keynesianistas:


http://elpais.com/diario/2012/01/03/economia/1325545209_850215.html


La diferencia conceptual y teórica entre las ideas keynesianistas y las neoclásicas o neoliberales se observan con claridad en este rap:






Pero en qué consisten los mercados en un sistema económico; el primer capítulo del libro "el mercado y la globalización" de Jose Luis Sampedro nos lo explica en unos pocos párrafos":


EL MERCADO A PRIMERA VISTA


        Los mercados son lugares donde se concentran, por un lado, vendedores que ofrecen sus mercancías a cambio de dinero y, por otro, compradores que aportan su dinero para conseguir esas mercancías. Existe, por tanto, una oferta y una demanda. Lo que se paga es el precio.
        Como no sólo se intercambian mercancías, existen diversos tipos de mercados. Las Bolsas también son mercados donde se compran y venden acciones de sociedades y otros valores. Las plazas públicas de los pueblos, donde se contratan jornales para trabajar en el campo, también son mercados, como también lo son las ferias locales.

        Todas esas innumerables operaciones, al contado o a plazos en muy diversas formas, alimentan la complicada circulación económica de bienes y servicios en cada país, que integran el mercado nacional. Añadiendo a esa corriente los intercambios y los movimientos financieros con otros países tenemos abarcados los mercados internacionales, cuya totalidad configura el mercado mundial.

      En esa intensa actividad se escalonan mercados parciales y sucesivos por los que van pasando las mercancías en circuitos más o menos complicados. El agricultor, por ejemplo, vende al tratante o al almacenista y éstos al mayorista, que vende al minorista o al tendero. La cadena distribuidora puede tener muchas variantes hasta conducir al consumo final, pasando por sucesivos eslabones que son los intermediarios.

        Así funciona nuestra economía de mercado poniendo toda clase de productos al alcance de quienes los solicitan. Presta servicios indispensables, pues nadie produce para sí mismo cuanto necesita; cada cual se especializa en alguna actividad y vende su producto en el mercado obteniendo dinero para pagar, a su vez, la compra de los demás bienes producidos por otros. Así, las innumerables decisiones de personas y empresas diversas que se enfrentan producen en el mercado constantes variaciones en las existencias y precios, origen de excedentes o escaseces que, a su vez, modifican posteriores decisiones. Por consiguiente, los precios y cantidades no obedecen a una voluntad superior sino que resultan del juego de esas innumerables actuaciones individuales, siempre que, como veremos, cada una de éstas afecte a cantidades comparativamente pequeñas dentro del total, como ocurre en el llamado mercado de competencia perfecta.


Para finalizar un poema de Jorge Riechmann:

"En la era del capitalismo tardío,
nada más transgresor
que los mercados;

Nada más subversivo que la reproducción ampliada
del capital;

Nada más perturbador que la
 mercantilización de todo
lo divino y lo humano"


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